miércoles, 15 de octubre de 2008
miércoles, 8 de octubre de 2008
Frase del día
Los celos son como los excrementos, es preciso desecharlos.
Así de simple, hay que desterrarlos, desecharlos. ¿De qué sirven sino de instrumento de autodestrucción? ¿Qué puedo hacer si mi pareja voltea a ver a otra? ¿Me siento menos por eso? ¿Acaso nunca he volteado a ver a otro? ¿y qué pasó? no pasó nada. No pasa nada, siempre que haya lealtad, siempre que haya respeto y madurez, esa es la clave. Ganas de que no haya drama.
Nos encontramos allá, en la libertad.
domingo, 5 de octubre de 2008
Reflexiones en una tarde cualquiera
7 de Julio de 2006
“Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos será el reino de los cielos"
1-La otra tarde llegué a visitar a mis suegros y desde entonces me ha invadido un pensamiento que no cesa de acompañarme. Quiero morir relativamente joven.
Cuando entré en el apartamento, todo estaba oscuro, la noche había llegado y nadie se había percatado de ello, solo la tele alumbraba con solitaria e intermitente luz el saloncito. No sé si fueron ideas mías, pero creo que hasta un leve olor a orina llegó a mi olfato.
Ahí estaban él y ella, viejos, con sus achaques, con sus dolencias, acompañándose, cada uno con su deterioro a cuestas, viendo la televisión española.
Una terrible sensación de soledad me recorrió el cuerpo, y es que la muerte es eso, vacío, silencio, soledad.
Todo el temor con que la Iglesia ha querido manejarnos durante siglos es pura mentira cobarde. El infierno esta aquí, la quinta paila que tanto nombramos, no es otra que la ancianidad, y el agua es más o menos caliente, dependiendo del grado de deterioro con el que nos encontremos con la gran liberadora.
2- A veces me arrepiento de haber traído tres hijos este mundo loco loco, que por lo demás, siempre ha sido igual.
El amor intenso e infinito que siento por ellos es inversamente proporcional al temor que tengo de perderlos. Es un temor esclavizante, autoritario que de vez en cuando se hace más o menos ubicuo.
Algún elemento mágico se mete dentro de mi psique y no me deja disfrutar con libertad y total gozo la existencia de esos tres ángeles que se cayeron del cielo y aterrizaron en mis brazos convertidos en bebés.
Siempre esta allí presente el aviso de neón rojo que me dice,
¡OJO! Recuerda que no son tuyos.
La otra mañana, parada en un semáforo pensaba en el ángel mayor, tan prudente, tan organizado, tan responsable, tan dulce, para que un mierda probablemente borracho, me lo viniera a matar en un choque.
Gracias a Dios una corneta me sacó de tan tenebroso pensamiento, arranqué en primera y me horroricé de mi misma.
¿De donde vendrán esos oscuros pensamientos de deuda? ¿Será de lo que las monjas y luego las locas del opus dei me enseñaron en el colegio? ¿La culpa, la limosna, el cordero de Dios? ¿Dios que sacrifica a su hijo mayor para salvar a la humanidad? ¿Hay que entregar la primera cosecha para que los dioses no se encolericen? Los dioses griegos querían tener a su lado a los mejores y por eso los llamaban temprano.
Como Thelma y Louise
Como Thelma y Lousie fueron a dar al precipicio los pobres tipos que se desbarrancaron por el viaducto que ya no es, con una sola diferencia, ellos no querían matarse como las protagonistas de la película. No. Ellos no querían.
Me pregunto, ¿quiénes son los responsables de éste accidente? ¿Quiénes le van a responder a esas familias que están de luto?
¿Serán los mismos que dijeron que el viaducto no se iba a caer?
Los que no deben nacer
La otra tarde decidí que quería embrutecerme un rato y comencé a brincar canales en la tele. Me paré en uno de cine latino donde pasaban una película mejicana del año 1953 llamada "Los que no deben nacer".
La agarré por la mitad, pero son tan predecibles las películas de esa época, que no fué muy difícil dilucidar la trama. A medida que se desarrollaba la historia, mi quijada iba descendiendo y el ceño se me fruncía cada vez más.
La trama, sórdida, al mejor estilo novelero, trata de un matrimonio que tiene un hijo el cual nace sin piernas, y el padre, para evitarle el sufrimiento a la esposa, le pide, a la que imagino la mujer de servicio de toda la vida, quien también daría a luz en la misma fecha, que intercambiaran los hijos.
De manera que el matrimonio se queda con el niñito bueno y sano, y la sirvienta se queda con el niño deforme. Para agregar insulto a la golpiza, el muchachito desgraciado termina en un circo trabajando como fenómeno.
Total…una novelita rosa, pues.
Lo cierto es que si bien la trama me pareció sórdida y truculenta por decir lo menos, eso no fue lo que me sorprendió ya que el ser humano es capaz de todo lo inimaginable cuando se le ponen chiquiticas las salidas.
Lo que me dejó loca y además arrecha, fue el tratamiento ético que se le dio a toda aquella tragedia, la dinámica familiar que se movió allí.
Me explico. Resulta que el hijo (que no es el hijo) ya adulto comienza a sospechar que ahí hay gato encerrado, e increpa al padre a que le diga la verdad, por supuesto, el padre no le dice nada y éste sale corriendo a casa de la verdadera madre (la mujer de servicio) y al mejor estilo mejicano en blanco y negro, le pregunta a “mamá Rosario” (porque todas se llaman así) que por qué él no es catire como sus hermanos, que por qué tal otra cosa, “…mírame a los ojos viejita y dime ¡por favor! ¡Yo sé la verdad en el fondo de mi corazón..!” (y le enfocan los ojos lagrimosos de vaca cagona a la mujer) “¡pero necesito que tú me lo digas!” por fin, se aclara el misterio y es aquí donde yo me arrecho. El hijo (que no es el hijo), regresa a casa del padre a pedirle perdón (¿¿???), le dice que él es el mejor padre del mundo (¿que, qué?????) por haberle evitado a su mamá (que no es su mamá) el dolor de un hijo mocho y además cirquero, (la otra infeliz que se joda!) el padre lo abrazaba (y yo no salía de mi asombro)
Y dice entonces el viejo para rematar, que pensándolo bien, él cree que debería darle un poquito de felicidad al hijo malogrado y que lo debería sacar del circo, expresando una medio culpita nada más, asi como si se tratara de una uña encajada.
Yo me quedé loca, porque toda aquella falta de responsabilidad, de nobleza, aquella gran cobardía, esa evasión de las circunstancias, de complacencia, de coño, ¡yo que sé!!!, estaba ambientada con unos violines de fondo y unas lágrimas de cocodrilo enormes.
El fin había justificado los medios, es decir, me cago en tu madre y me importa un pito! Y todo eso con violines y caras lánguidas y sufridas.
No en balde la irresponsabilidad es un mal que venimos arrastrando desde que llegaron los españoles a América. Nadie en este continente de mierda es responsable de sus actos, siempre es el otro el que tiene la culpa, no se afrontan las realidades, se quiere tapar el sol con un dedo, por eso el desbarajuste en que vivimos.
En fin, toda aquel desastre de situación y ahí no se formuló ni un solo cuestionamiento. Chévere, no?
Y me dirán que es una película, y yo digo, sí que lo es, pero ahí están retratados los valores de la sociedad de aquella época, aberrantes en todo su esplendor
Bueno, no sé!! No sé!!
Yo que pensaba pasar una tarde con una cotufa reblandecida por cerebro, lo que hice fue reflexionar sobre las interminables aristas del espíritu humano y revolverme el hígado!
P.S. Además, ya el título de la película es una pifia, quién decide quién debe nacer y quién no?
Nuevo local
Bienvenidos sean, están en su casa.